Clandestino Cabaret es el último local de Madrid que sobrevive a pesar de que todo espectáculo ha quedado prohibido. Malasaña.com se sumergió en su obra para descubrir qué es lo que ocurre por las noches a partir de las 22:00h dentro del Gran Teatro Bankia Príncie Pío. Y hoy te explicaremos por qué recomendamos esta obra única en si misma.
Madame Petrushka y su Cabaret
No hay duda de que este local es bien recibido por el público. El hecho de que se encuentre en el Gran Teatro Bankia Príncipe Pío, entreteniendo y divirtiendo a la gente desde las 22:00 de la noche, durante ya tres temporadas, es una muestra de ello. Pero nosotros decidimos vivir en persona el espectáculo para poder explicaros qué es lo que podéis esperar. No obstante, antes de pasar a las emociones de la noche, debéis conocer los detalles de este.
La historia sucede en el último local de Madrid. Madame Petrushka entretiene a todos aquellos que se cuelan en su cabaret gracias a su voz y sus acróbatas. No obstante, diversión y complicación comienzan cuando aparece un «Guardia Viril» que pretende cerrar definitivamente Clandestino Cabaret. Lo que sucede a continuación es un espectáculo que alterna tanto la comedia como las grandes acrobacias. Además, llega a ofrecer un final más dulce de lo que podrías imaginar.
Las emociones de la noche
Diversión, sensualidad, erotismo, crítica social, sexualidad y, repetimos, mucha diversión, son algunas de las emociones que nos transmitió el espectáculo durante toda la noche. Tan solo la interrupción del descanso fue el único momento en que dejamos tanto de reír como de mirar con cara de asombro las posturas y acrobacias de grandes profesionales.
Y es que esa noche fue realmente especial. La interacción con el público fue la clave que hizo que nos doliera el estómago de la risa. El propio «Guardia Viril» tuvo que taparse el rostro en más de una ocasión para que no viéramos cómo se reía también con nosotros por algunas personas del público. Pero al final este demostraba una gran concentración cuando volvía a su papel como si nada, haciendo que las risas no cesaran.
Por otro lado, aparte de la diversión, hubo muchas acrobacias intercaladas. Vimos posturas casi imposibles, números en parejas que nos maravillaron y momentos en que creíamos que iban a caer al suelo, haciendo que viviéramos con la tensión y la emoción a flor de piel. Aparte, también pudimos relajarnos con la voz de Madame Petrushka.
Si tuviéramos que decir algo malo del local, lo único que encontramos es que sus pequeñas columnas tienen espejos que reflejan las luces y pueden llegar a cegarte en alguna ocasión. No obstante, ni siquiera ese detalle será una crítica, puesto que se trata del teatro, no del espectáculo. Así pues, para disfrutar y evitar esta única pega, lo único que tienes que hacer es llegar con tiempo y colocarte en las primeras filas. De esta forma, podrás vivir la emoción y diversión al máximo.
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