Hasta el 22 de abril, redescubre París
Así contribuyeron los artistas extranjeros a la ciudad de la luz
París pese a todo. Artistas extranjeros 1944-1968 es una exposición organizada por el Museo Reina Sofía, con la colaboración de la Comunidad de Madrid. Acerca al público a la compleja escena artística desarrollada en la capital francesa tras la II Guerra Mundial. La muestra recupera una destacada producción cultural a menudo olvidada por gran parte de la historiografía del arte.
La riqueza artística y cultural de París
Gracias a un representativo conjunto de más de cien artistas de diversas nacionalidades, encontraremos numerosos estilos y formatos. Desde la pintura y la escultura al cine, la música o la fotografía. Podremos disfrutar de másde 200 obras, muchas de ellas nunca vistas. Esta muestra arroja luz sobre la riqueza de esta etapa, sin duda crucial en el siglo XX.
La cronología abordada recoge más de veinte años de historia parisina. La ciudad trataba de restablecerse tras la devastación de la guerra y gozaba antaño del título de capital cultural del mundo. En sucesivas oleadas, acogió a un amplísimo número de artistas de América, Europa, África y Asia.
En 1965, por ejemplo, llegó a haber unos 4.500. Algunos ya estaban presentes mucho tiempo atrás, como Kandinsky o Picasso. Otros fueron llegando progresivamente, huidos de sus países por motivos de discriminación racial, homófoba o de índole política. O, simplemente, porque aspiraban a ser voces artísticas importantes gracias a los filtros críticos parisinos.
La amalgama de procedencias se refleja en la exposición, donde se pueden contemplar trabajos de hombres y mujeres de, por ejemplo, Argentina, Canadá, Chile, Cuba, EE.UU., Haití, México, Venezuela, Alemania, España, Italia, Finlandia, Hungría, Portugal, Rumanía, Rusia, Suiza, Argel, Sudáfrica y Japón, por citar algunos
Reconstrucción cultural de ‘La ciudad de la luz’
Atraídos por su legendaria historia bohemia, los recién llegados encontraron en los bares, clubes de jazz y estudios de París un ambiente libre de prejuicios y comportamientos académicos. A cambio, estos creadores ofrecieron su participación y colaboración en la reconstrucción cultural de la ciudad, que seguía luchando por ser la abanderada del arte occidental.
Su producción cultural distaba en gran medida de la imagen de unidad que se consolidaba al otro lado del Atlántico, en Nueva York. En contraposición, los artistas en París rehuyeron de ese discurso unitario, evidenciando con su pluralidad de enfoques las tensiones, los conflictos y las disparidades de la época.
De este modo, la defensa del realismo socialista convivió en los primeros años de posguerra con los debates entre abstracción y figuración -o entre distintos tipos de abstracción-. El surrealismo adquirió una renovada relevancia con experimentos cercanos al automatismo.
El resurgir del arte, tras la guerra
La muestra, que presenta en doce espacios, organiza de manera cronológica la interesante mezcla de nacionalidades que realizaban prácticas artísticas similares. Comienza con Kandinsky, que había fallecido dos días antes de la clausura de su última exposición individual.
Mientras, el Salón de Otoño de ese mismo año, conocido como el de la Liberación, homenajea a Picasso, que acababa de declararse comunista y a quien los nazis consideraron uno de los maestros del arte degenerado. Era un signo del retorno a la libertad que albergaba el anhelo por el renacimiento de las artes.
Las obras mostradas por el malagueño, realizadas durante el conflicto, reflejaban en cierta manera el letargo en el que el artista, y también los franceses, habían esperado el final de la guerra. En El niño de las Palomas, se percibe cierto escapismo del autor, retratando la despreocupación de sus propios hijos.
Una exposición completa
Con el fin de presentar el contexto y las posturas adoptadas por los artistas frente a la historia, la exposición incluye películas, periódicos, archivos y programas de radio. En un monitor de esta zona puede verse el film Las víboras (1955) de Tajiri, que documenta el ambiente artístico de la ciudad y su atmósfera bohemia.
Con motivo de la exposición, el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía ha editado un catálogo con un extenso artículo del comisario de la exposición, Serge Guilbaut. También publicará ensayos de Amanda Herold-Marme, Tom McDonough, Maureen Murphy, Isabel Plante y Kaira M. Cabañas.
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