
Esta es la historia del Pentagrama, bar insignia de la Movida
Más de 40 años después de su nacimiento, así sigue el local madrileño
El Pentagrama abre sus puertas en 1976 como un bar moderno, en pleno barrio madrileño de Malasaña. Este bar fue pionero introduciendo en España el concepto de bar de copas. Su aplastante éxito consistía en la combinación de bar tradicional y discoteca.
Hoy en día, con más de 40 años a sus espaldas, el mítico bar madrileño sigue funcionando a toda máquina. El secreto de su éxito reside sin duda en la historia de cambio que respiran sus paredes. El papel del Penta en la historia de España y su constante apuesta por el arte han mantenido a la casa del rock en su sitio. Esta es la historia del Pentagrama.
Un bar nacido para hacer historia

Miles de jóvenes de la época de los 70 elegían el Penta como lugar de ocio. Con la llegada progresiva de la denominada Movida Madrileña, el local pasó a figurar como uno de los templos de la modernidad. En sus instalaciones convivieron los miembros de Los Secretos, Nacha Pop, Burning, Almodóvar, Alaska y muchos más.
Pronto, el local se convierte en un lugar de referencia. Allí se podían escuchar grupos extranjeros que todavía no eran conocidos en España. Los locutores de Radio 3 frecuentaban el local e intercambiaban allí discos e ideas. Muchos grupos dejaban en el Penta sus maquetas grabadas en casetes para darse a conocer.
La época dorada: los años 80
A finales de los ochenta, el bar cambia de dueños. Sus nuevos propietarios son unos enamorados del Penta y de la Movida Madrileña, así que el bar continúa con la misma línea musical. Entre sus paredes suena rock anglófono y lo mejor del pop español.
Uno de los personajes más vinculados al bar es Antonio Vega. Por aquel entonces, presenta su primer disco en solitario. Los nuevos socios del Penta son el cuñado y los amigos del barrio de Antonio. Gracias a esta bonita coincidencia, el bar atesora imágenes para el recuerdo de uno de los artistas más queridos de nuestra música.
Los años más difíciles
Al principio de los noventa, el Penta atraviesa malos momentos. España está sumida en una profunda crisis económica. El barrio de Malasaña sufre especialmente, azotado por la delincuencia y la drogadicción. En 1995 hay que vender el bar. Sus dueños reciben jugosas ofertas para darle un lavado de imagen al bar. Sin embargo, Chema y Juanma, que habían sido camareros en el local, no están dispuestos a permitirlo.
En un un arrebato de melancolía, los amigos adquieren el local. No están dispuestos a que este enclave histórico desaparezca y apuestan por una nueva etapa. El bar renace de sus cenizas y comienza de cero con una nueva programación. Eso sí, siempre desde el más puro espíritu Penta.
El Penta en la actualidad
Luego por la noche al Penta a escuchar
canciones que consiguen que te pueda amar.
— Nacha Pop
Hoy en día, el Penta es algo más que una estrofa en la canción La chica de ayer. Sigue siendo uno de los bares de copas mas reconocidos de todo el barrio de Malasaña. Su antigüedad y la calidad de su música son la fórmula de su éxito. Año tras año, los clientes sigue eligiendo pasar la noche entre sus paredes, pintarrajeadas de historia.
Al traspasar sus puertas, siempre habrá una canción que conoces bien flotando en el aire. Aquel Enrique Urquijo, aquellas letras increíbles de artistas que ya nos han abandonado. Aquella moda juvenil, los hoy no me puedo levantar y los rostros de tantos españoles que encontraron en esas palabras la liberación de sus ideales.
La máquina del tiempo, lo llaman algunos. Cada año que pasa, no faltan motivos para celebrar que el Penta sigue funcionando a toda máquina. Sin duda, es uno de esos lugares cuya pérdida llorarán todos los madrileños cuando cierre sus puertas para siempre. Porque entrar en él, significa seguir viviendo en los 80.
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