El bocadillo de bogavante es la especialidad de The Lobstar, el nuevo restaurante de seafood
The Lobstar, un restaurante con lo mejor de EEUU
Los Lobster bars han llegado a ciudad. La calle Carranza de Madrid acoge al nuevo sueño americano, un bocadillo de bogavante. El lobster roll, que es ya un indispensable en la cocina americana, ahora cruza el charco para llegar hasta los platos de los madrileños.
La fórmula de Maine
The Lobstar cumple los deseos de los que llevan agua de mar en la sangre. Especializado en todo tipo de mariscos y pescados, la joya de la corona es el bogavante. Un hot dog marino confeccionado a base de pan brioche, marisco cocido y salsa mayonesa. Todo a punto para un local, que no solo ha tomado la receta del bocata original, sino que también ha inspirado la decoración del restaurante en los mismísimos puertos de Maine.
El marisco vivo, es importado directamente desde Canadá, hasta la cocina dónde se prepara. Y hace partícipes de ello, a un público que puede contemplar su elaboración.
El famoso plato, viene acompañado por unas patatas fritas caseras, pepinillos dulces y salsa de tomate al más estilo yankee. Sin olvidarnos, eso sí, de la cerveza, la bebida que no puede faltar en una velada americana. La comida ideal después de una mañana de compras por las tiendas de Malasaña.
Carta con regustillo a mar
No obstante, si el lobster roll no es lo tuyo, también ofrece alternativas como el Shrimp Roll o el Crab Roll. El primero, un bocadillo de langostinos que deja huella picante, y el segundo, un sándwich de cangrejo de concha blanda. Además de la opción más estadounidense, una hamburguesa de pez espada.
La selección del Lobstar añade una serie de acompañantes que combinan lo gourmet y lo práctico. Una apuesta vanguardista que hace disfrutar de Almejas Casino, Lobstar Mac & Cheese (macarrones con queso y carne de bogavante) o Clam Chowder (sopa de almejas).
El puerto de Madrid
El ambiente del local está caracterizado por abarcar la estética de los recintos cercanos a los puertos de Maine. Una fusión entre elementos propios de lo marino con un conjunto de detalles más informales.
Se trata de paredes de zinc, ladrillos envejecidos, vigas y columnas en hierro y techos en negros de gran altura junto con un suelo de madera que te hará sentir que paseas por los muelles.
También hace uso de objetos que recuerdan al mar, como faros pesqueros, cestas con productos de la lonja y mobiliario con la herrería típica de los barcos pesqueros.
En definitiva, The Lobstar, es un plan diferente que tu paladar no se puede perder. Un conjunto de ingredientes perfectamente cuidados para dar el toque de mar que le falta a la Capital.
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